sábado, 15 de noviembre de 2014

SAN MARTÍN EN MOREDA. LOS HUMANITARIOS



El 11 de Noviembre, como todos los años, almorzamos en Moreda Aller miembros de la "viviendo la buena vida" y amigos allegados; en total este año fuimos trece, ¡ojo! trece y sin embargo, que yo sepa, no tuvimos ningún motivo de preocupación, es más, el que suscribe estaba en Oviedo a las 21 horas como un campeón.
Llegamos a una buena hora, Caneco empezaba la puxa del boyu y la plaza estaba llena, les carroces y las xandas estaban atando los últimos cabos para el desfile y los gaiteros del Centro Asturiano de Oviedo afinaban sus instrumentos.
Fuimos en tren que es lo más seguro y lo más aconsejable para estas ocasiones. Echamos un vistazo y pronto nos encaminamo, como siempre, al Ambra donde dimos buena cuenta de unas sidras y campanos.
Había, entre el grupo, gente nueva y que era la primera vez que acudía, con un poco de recelo, a la fiesta,;nada más ver los gigantes y cabezudos se animaron inmediatamente.
Echamos otro vistazo, entonamos una canción y nos fuimos a beber un "poquitín" de ribeiro, ya que Ángel y Antonio sacaron la conversación de tan afamado caldo.
Cayeron unes cuantes jarres que entraron de maravilla, se charlo sobre la fiesta y lo animado que estaba toda la gente, el tiempo también acompañaba y después de "un cachu" a Antonio se le antojo ver algo del desfile que para eso habíamos ido.
Nos encaminamos a Casa Pachu, en la carretera general "pa ver algo" cosa que hicimos además de bebernos una botellina de verdejo, "pa no cambiar" de color.
La gente ya estaba desparramada y unos cuantos, Ramón, Tinín, Ángel y Antonio nos fuimos al Casino para ver desde el balcón una vista general de la "cabalgata" y así fue; estuvimos un "cachu" grande viendo a la gente e inmediatamente después fuimos a La Mina, un bar donde aun puede verse una bocamina real.
Lógicamente no íbamos a estar a "palu secu" y los tomamos otros vinos, esta vez ya tintos para que en la comida no desentonásemos, puesto que el caldo del almuerzo era un rioja, naturalmente tinto.
Por fin y haciendo caso al reloj biológico de Carlinos, que siempre es el que protesta, a eso de las 15:30 nos sentamos en mesa. ¡Coño éramos 13!.
Les fabes, a decir de los comensales, estaban insuperables, bueno dejemoslo, en muy buenas, aunque al repetir todos y muchos tres, ¡tres veces! hay que calificarlas, al menos, de excelentes.
Antonio fue el que más jaló, tres raciones abundantes de fabes, merluza, un buen trozo y después casadiella y panchón, al día siguiente no apareció por Avelino para tomar un vinin, estaba tocado y medio hundido; pero bueno, se recuperó y cuenta que lo pasó como todos muy bien.
Hicimos promesa de regreso. De Victor y su tío aun no se nada...¿estarán aun en Moreda?.
Un abrazo amigos, fue un buen día.

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