Pues si, de verdad estaba expectante ante los comentarios del buen hacer de Carlos y dicho y hecho, este último miércoles nos preparó lubina al horno a su estilo, es decir de Carlos.
Ante todo fue un día clásico y asistió como invitado J.C. Cuesta, que como siempre amenizo no solo los entrantes si no también a los postres. Pero vayamos por orden.
De primero, es decir, de entrantes el ya consabido chorizo, sin chorizo no hay asistente para Carlos. Avelino, firme y claro defensor del embutido es el encargado oficial del corte y fritura.
El plato estrella, lubina con patatines ya se puede ver en las fotografías, pero lo fundamental hay que contarlo. Las lubinas están borrachas con brandy y abundante condimento, cayena, pimienta, yo creo que también tiene orégano y algún otro acompañante; bien claro es que dichas lubinas sabían a todo menos a pez, aunque claro está un pez al horno es un pez al horno y si no está achicharrado se puede comer.
Los comensales haciendo gala de su buen gusto y educación alabaron tan desdichada elaboración y lo puntuaron, a la hora de degustarlo, con unas notas altas.
Un servidor y en aras de la amistad que me une con el cocinero debe decir que se notaron, no podía ser de otra manera, el brandy no quemado y las abundantes especias.
Aconsejo al cocinero que se deje de experimentos, un pez debe saber a pez, sea fresco, congelado, salvaje o de piscifactoría y las especias van bien a lo mexicano, peruano, bolivariano y comidas espesas muy elaboradas y de saberes fuertes.
Aquí, en España tenemos a auténticos maestros del horno y es la cebolla, ausente el otro día, la gran acompañante de tan delicado pescado.
No obstante me pareció bien, y es de agradecer que Carlinos esté dispuesto a seguir cocinando aunque mi consejo es que sea simple, eficaz y determinante y que se olvide de aventuras.
Se aproximan las vacaciones y con ellas unas jornadas de relativa calma; para un servidor ha sido, después de varios meses, intensa en el comer.
A los postres se departió, entre otras cosas, de la UE, que me ha servido para repasar mis conocimientos, que no eran tantos, sobre el tema. Siempre es de agradecer una charla amena y siempre hay que estar en posición de adquirir conocimientos y fundamentos.
Lamentablemente me tuve que marchar, pero ya eran las 0:40 y al día siguiente tenía otra "reunión".
Cada día, debo decirlo, me "presta" más estas reuniones, desgraciadamente mi hormigonera e hígado no comparten mi opinión y la obligada prudencia muchas veces me desconecta del "baruyu" de la tertulia.
Hay que planificar y fijar día para ir al Museo de la Minería. Me parece una idea excelente.
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