Ayer Miércoles 7 tuvimos nuestra habitual cena en la que, una vez más, la intervención de Ángel y Guillermo fue, como siempre indispensable.
Estaba previsto que el "cocinero" fuese Carlinos, pero los "negocios" de la peña se lo impidieron, las malas lenguas dicen que fue una fortuna.
Después de muchas deliberaciones se logró confeccionar un menú: de entrantes mejillones al vapor, lo que sirvió de disculpa a Ángel para explicarnos una vez más sus teorías sobre "los bivalvos".
Después de los mejillones, sabrosos, limpios y en su punto se sirvió unas setas salteadas con "ajín" y perejil en jugo de aceite extra virgen. No quedó nada y los comensales comentaron que había sido escaso.
De plato "fuerte" lomos de merluza al horno con cebolla caramelizada y patata panadera al vino blanco. Salió "redondo" el asunto.
Después una amplia e ilustrativa conversación en la que Avelino y Ángel sobre todo, como no, este último contó abundantes aventuras de su niñez.
En el vino hubo opiniones encontradas, Avelino trajo un Mencía que no fue del agrado de Ángel al que este tipo de uva le produce ardor de estómago; a un servidor le gusta pero yo, sinceramente, el rioja; "quien dijo vino, dijo rioja y entre el rioja el Imperial". Por cierto ya casi ni me acuerdo como sabe, un día de estos me ofreceré un homenaje.
Para cerrar se cantó un poco con Carlinos a la guitarra, el próximo día más y mejor.
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