Solo hace falta la más mínima disculpa para que los integrantes de la peña "viviendo la buena vida" se pongan en marcha y esa "disculpa" fue la visita médica de uno de los componentes Avilés. Inmediatamente se organizó una "comidita" en la villa avilesina. Ángel y Guillermo se acercaron, en tren naturalmente, para compartir mesa y mantel con Rafa y al mismo tiempo recorrer alguno de los rincones emblemáticos de la ruta del vino.
Empezamos, ¡como no!, haciendo una visita, por otra parte obligada a Maruxa para degustar y apurar la consabida "compuestina"; por cierto, la taberna va camino de ser centenaria. Seguimos en Casa, antigua también y llena de recuerdos a este plumilla, Casa Alvarín donde durante muchos años fui cliente y donde me encontré bien todo el tiempo. Aquí se incorporó Rafa y se inmortalizó el instante con una "semella" debajo de unos jamones "5 jotas".
Visitamos posteriormente La Puerta, siempre acercándonos al objetivo que era La Eritaña, restaurante sugerido y ordenado por Rafa, donde hicimos honores a un excelente vino de rioja, Marqués del Puerto, acompañado de unos calamarines tintos de tapa. Los principios no podían ser mejores.
Por fin y a eso de las tres nos acercamos a degustar los callos de la Eritaña.
Menú tres personas:
Sopina
Callos para dos
Merluza rebozada, como la de siempre.
Vino rioja Marqués del Puerto "1 botellina"
La opinión de Ángel, siempre muy crítica fue debastadora. la sopa 2/10 y los callos 1/10, la de un servidor ha sido más prudente, los callos se comieron y la sopina entonó..¿se puede pedir más?. Costó en total 50 euros y no recuerdo haber tomado postre, pero se pasó bien y fue lo importante.
Posteriormente y a causa de los fumadores nos congelamos, siempre se exagera un poco, en la plaza del Ayuntamiento mientras Ángel y Rafa daban cuenta de un puro; un servidor se ayudo de un excelente brandy 1866.
Y se pasó el día, incluso algunos durmieron la sienta a pesar del frío de la plaza.
Se decidió que la próxima comida no fuese elegida por Rafa.
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